31.10.11

Los intocables y la terrateniencia burocratica



Desde el génesis de nuestro país, las autoridades políticas y las burocracias se han comportado arbitraria, unilateral, impune y egoístamente en su calidad de funcionarios públicos, hoy día conceden favores y privilegios a diestra y siniestra; roban, utilizan e inclusive derrochan los recursos públicos bajo sus preferencias personales; toman determinaciones propias de los reyes y emperadores de la época medieval y sobretodo detentan un admirable poder sobre la jerarquía interna de la función publica y ejercen su señorío sobre la ciudadanía. Y sin embargo al final se enriquecen inexplicablemente, salen ilesos de sus propias fechorías y son escasamente cuestionados por la sociedad civil, lo que lleva a uno a preguntarse ¿son estos los comportamientos y estas las autoridades de un sistema político cuyo fin son las libertades y los derechos de los individuos?, ¿son estas las características de la democracia?


Para desenvolver una respuesta efectiva, tenemos que considerar la distinción entre lo salvaje y la civilización, para comprender la razón de ser de las autoridades en el mundo moderno. Si bien los seres humanos pertenecemos a una especie animal, poseemos sentimientos y emociones, y nos comportamos impulsiva e irreflexivamente de manera constante, justo como el resto de animales salvajes, también es verdad que nuestros cerebros se distinguen por su potencia, su manejo de la conducta y su potencial creativo, que aunado a nuestra naturaleza social y colaborativa han derivado en la construcción de las culturas y las civilizaciones a lo largo de los siglos y las generaciones, lo que definitivamente nos distingue del resto de animales.



No ha sido una tarea sencilla, justo como lo evidencia la historia de la humanidad y lo manifiestan los historiadores mas avezados en su área. Pues aunque de antemano las autoridades han sido necesarias e imprescindibles en la vida y bienestar de las sociedades a causa de nuestra naturaleza social, la divergencia y convergencia entre los intereses de los individuos y los grupos, así como la violencia, el caos y la inseguridad inherentes en el reyno animal, estas mismas autoridades así como las sociedades han ido experimentando una lenta madurez a lo largo del tiempo.


Una lección importante en cuanto a la naturaleza humana que podemos desprender de la historia, es que cuando se concentra muchísimo o todo el poder en las manos de un individuo o un grupo reducido de personas, este tiende a ser utilizado de la manera mas déspota y caprichosa, ejemplos tenemos miles pero solo por traer a la mente algunos pensemos en los excesos y las calamidades cometidas por los emperadores romanos; la esclavitud y las vejaciones a lo largo de la historia; el poder ejercido por los señores feudales sobre los ciervos; o sencillamente pensemos en Saddam Hussein, George Bush y Dick Cheney así como en los soeces interrogatorios en al prisión de Guantánamo. Y aunque esto en si mismo resulta escalofriante, lo mas costoso de todo es la manera como estas autoridades con sus decisiones y sus acciones terminan por eclipsar terriblemente al bienestar y al potencial social a causa de sus intransigencias y sus caprichos, (en este sentido ¿será una casualidad lo que sucede con FECAL y las 50,000 vidas humanas que se han ido por la tarjea a raiz de su estrategia de choque contra el narcotráfico?). Y es precisamente por ello que se entiende a los Lores ingleses del siglo XII cuando obligaron a su rey y con el a su descendencia a firmar la carta magna, a partir de la cual estas autoridades se obligaron a respetar y obedecer una serie de principios y derechos sociales por encima de su propia autoridad bajo la amenaza latente que de no hacerlo serian derrocados por la sociedad y sustituidos por otros. Una cosa sobresaliente y parecida ocurrió durante la revolución francesa y la constitución de la republica, así como en la fundación de los Estados Unidos de America y la declaración de los derechos humanos.


Después de un par de siglos, una infinidad de sucesos sociales alrededor del planeta, sorprendentes adelantos científicos y tecnológicos y una evolución de las sociedades y los estilos de vida. La autoridad y las instituciones en México se encuentran organizadas y supervisadas por la constitución política, como un medio no únicamente para conseguir el orden y la armonía social al interior de la nación o procurar la defensa y la soberanía de México en relación con el resto del mundo, sino fundamentalmente como un medio para garantizar y proteger las libertades y los derechos de los individuos en ella misma contemplados además de para promover un desarrollo nacional colectivo. Para ello el poder se organiza y se ejerce mediante un regimen democratico, representativo, federal en el cual prevalece como principio esencial la división de poderes. Y sin embargo a pesar de la evolución cultural y económica experimentada por la humanidad durante los siglos; el aprendizaje histórico acumulado y la organización del poder através de leyes e instituciones, las autoridades y las burocracias en la practica se conducen abusiva, soberbia y engreídamente y lo aun mas alarmante no es únicamente la impunidad de la que gozan sino los escasos cuestionamientos de la ciudadanía hacia su arbitrariedad y su pobre desempeño.



En este sentido sorprende e indigna la manera como se comportan las autoridades actuales de México en la realidad, siendo su conducta no únicamente lamentable sino inclusive contradictoria al fin mismo que las justifica y origina en la época moderna: las libertades y los derechos individuales así como la promoción del desarrollo colectivo, violentando estos objetivos al ejercer un verdadero caciquismo sobre los partidos políticos, los poderes públicos y las burocracias, y ni se diga del señorío que despliegan sobre el resto de la ciudadanía típico del de la terrateniencia de los siglos anteriores. En este contexto, es como valdría la pena prestar atención al poder publico mexicano y a sus autoridades para cuestionarlas fundamentalmente en 2 ámbitos, uno sistemático, en cuanto a la organización del poder y el cumplimiento de sus fines y otro personal en cuanto a la preparación, el rendimiento, la visión o la mediocridad de sus componentes.